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Concierto

Nick Cave comanda el festín de las emociones

En dos horas, el cantante llevó a sus fanáticos de lo más agresivo a lo más dulce de su repertorio
Publicado 4 Oct 2018 – 01:50 AM EDTActualizado 4 Oct 2018 – 01:50 AM EDT
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Nick Cave se presentó en México el martes 2 de octubre, tras ausentarse cinco años de suelo mexicano Crédito: Foto: César Vicuña/Cortesía OCESA

Bajo el manto de la noche y la oscuridad del Pepsi Center WTC, Nick Cave atrajo las miradas y pasiones de 7 mil 700 personas que agotaron las entradas a su concierto del martes 2 de octubre, según organizadores.

Jesus Alone”, en punto de las 21:15 horas, principió el trance entre el cantautor australiano de 61 años con sus fanáticos. Unos lo miraban con total devoción, como si se tratara de un profeta o un iluminado; otros con curiosidad, para tratar de descifrar el límite entre la penumbra y luminosidad de la obra del ídolo.

La velada continuó con más temas de Skeleton Tree, el último disco de Cave, el cual encierra el proceso de duelo que pasó tras la muerte de su hijo. Y de súbito, cambió el luto por la ira.

From Her To The Eternity” marcó un contoneo en varias cabezas de la audiencia gracias al punk inyectado en la melodía del tema. Envuelto en un traje negro, Nick Cave iba y venía por el escenario escurriendo sudor; y sus fans, a sus pies, lo esperaban a que bajara a su nivel para tocarlo, abrazarlo y hasta tratar de acariciar su rostro surcado por tanta vida.

Cientos de pieles se estremecieron cuando cayeron las primeras notas al piano de “ Into My Arms”. Los corazones se estrujaron al unísono cuando la multitud reconoció su canto en cada individuo. La sala era una olla exprés que estaba por explotar.

Eso sucedió cuando Nick Cave, como Moisés, partió el mar de gente para tomar posesión de una pequeña tarima a la mitad del lugar y cantar “ The Weeping Song”. Más adelante, ya en el entablado principal, subió a decenas de fans para fueran testigos de la intensa interpretación de “ Stagger Lee”.

Un simple “Adiós y gracias” marcó su salida a las 23:15 horas, tras “ Higgs Boson Blues”. Una despedida un tanto abrupta y simple para un día de pasión, catarsis e introspección.

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