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La fórmula de éxito: así es como el K-Pop conquistó al resto del mundo

Rostros tersos y de porcelana, cabellos milimétricamente peinados, estilos perfectos y canciones que rompen la barrera del lenguaje.
Publicado 24 Sep 2019 – 12:17 PM EDTActualizado 20 Dic 2019 – 07:37 PM EST
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La oscuridad y la quietud que invaden el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México es interrumpida por un escenario que, de repente, se ilumina con tonos rosas y morados. La ovación de miles de jóvenes hace retumbar el recinto en un instante. El inicio de una canción, que está en coreano, termina con los gritos de la audiencia de manera súbita.

Todos en el público, apegados a sus celulares, cantan al unísono y bailan como si de antemano alguien los hubiera entrenado para seguir los pasos de su banda favorita. Mientras sus pies obedecen casi de manera automática las complejas coreografías, las miradas de los miles de fans ahí reunidos solo buscan una cosa: poder ver lo más cerca posible a los ídolos de la banda GOT7, la última gran agrupación de K-Pop que se ha presentado en el país.

Ser un idol de K-Pop, a pesar del anhelo de millones de jóvenes en el mundo, está lejos de ser un terreno, no digamos solo fácil, sino siquiera accesible.

Llegar a ser la adoración de miles de fanáticos de este fenómeno, que trasciende fronteras geográficas y culturales, es un proceso que toma años de formación y una cuota de disciplina implacable, para lograr convertir a talentosos jóvenes en el verdadero reflejo de la cultura coreana, conocida por su afinidad por la perfección.

Mientras los niños entre 7 y 8 años, en México, se encuentran jugando futbol y estudiando la primaria, en Corea del Sur son seleccionados y entrenados por una productora, como si el K-Pop tuviera su propia armada militar.

La creación de una estrella de música surcoreana no es aleatoria, no cualquiera puede llegar a ser idolatrado, por el contrario, sus códigos de selección están basados en sesudos estudios de imagen, según explica Erik Salazar, profesor de Procesos Psicosociales y Culturales de la UNAM.

“Se les capacita desde muy niños; se seleccionan de acuerdo a su apariencia, tomando en cuenta inclinaciones por la música, pero sobre todo, que tengan ciertos rasgos que empaten con lo que consideran y saben que va a vender más”, explicó en entrevista con TELEHIT.

Paloma López, directora del documental en producción, Entrespejos, que narra la historia de Main Event, un equipo de cover dance de K-Pop, coincide con el profesor de la UNAM.

“Cuando tienen entre 7 y 10 años, estos niños hacen una audición para hacer una carrera de, al menos, 16 años, en la cual son escogidos por su carisma y belleza. No tanto por el talento y la voz, porque en Corea del Sur se cree que esos son elementos que se pueden desarrollar y trabajar, contrario a la personalidad y apariencia física”.

La naturaleza del Idol: ¿Súperhumanos fabricados?

Un idol de K-Pop -aquellos que lucen rostros tersos y de porcelana, cabellos milimétricamente peinados y estilos perfectos en bandas como BTS, Super Junior o GOT7- necesita desarrollar capacidades que lo hagan destacar en un baile armónico, que le permitan seguir minuciosamente una serie de pasos, así como cantar. Pero, sobre todo, necesita convertirse en un estandarte de belleza surcoreano para que tenga un mayor alcance mundial.


“Se toma en cuenta el baile y canto. Los niños asisten a escuelas especiales donde toman clases que afinan sus talentos, aprenden a moderar su comportamiento público y a prepararse para la vida como una estrella del pop. Pasan horas en ensayos diarios. Entrenan para que aprendan otros idiomas y sean entrevistados por otras cadenas”, aseguró Salazar, quien afirma que una estrella de K-Pop está lejos de un humano que vive una realidad cotidiana.

Los idols, si se quiere, son hechos a medida. El mercado sabe perfectamente lo que la gente desea a través de datos obtenidos por medio de encuestas, análisis y estudios con los que se basan para diseñarlos apelando al gusto exacto de sus seguidores.

“Tiene que ser perfecto, muy cuidadoso y bien producido; desde el peinado, maquillaje, ropa; hasta sus zapatos, la manera en la que se para y camina”, explicó a TELEHIT, por su parte, KL Joon, quien es traductor a otros idiomas de estrellas del K-Pop en sus giras y quien sueña con convertirse en un famoso de este género a nivel internacional tocando el piano.

No les permiten tener novias o ir al baño en la presencia de un fan, haciéndolos parecer prácticamente como unos súperhumanos


De acuerdo al pianista, que ha trabajado y conoce la industria de la música surcoreana desde hace varios años, las compañías de management cuidan tanto a sus artistas que, aunque parezca exagerado, no les permiten tener novias o ir al baño en la presencia de un fan, haciéndolos parecer prácticamente como unos súperhumanos.

El comportamiento de un idol es básico para que los fanáticos los idealicen y se mantengan en un estado de “enamoramiento”. Si actuaran como villanos de películas no serían tan amados por el mundo.

Para los fans, sin embargo, tanta perfección no es sinónimo de otra cosa más que de perfección interior.

“Cuando ves a la persona detrás del grupo, te das cuenta de que son más que una cara bonita o un cuerpo perfecto. Son personas que se dedican a hacer filantropía, que se dedican a hacer deporte y son muy exitosos. La mayoría de ellos tienen carreras en las que brillan”, explica Sandra Dejanira, fanática de las novelas coreanas, perteneciente al club de fans de Super Junior y E.L.F. Además, es uno de los personajes mexicanos más activos en redes sociales, en cuanto a temas de la banda Super Junior.

Ese decálogo de virtud que debe acompañar a los involucrados en el K-Pop es tan grande que ante la primera acusación pública que genere un escándalo, el idol es separado de los grupos, o incluso, las productoras los ponen en la congeladora.

Por ejemplo, uno de los casos más recientes y sonados fue el de Hanbin, mejor conocido como B.I., quien se vio obligado a dejar iKON tras involucrarse en un escándalo de consumo de drogas ilegales en 2016, las cuales trató de comprar a través de redes sociales para “convertirse en un genio”.

En el momento en que un idol se convierte en un “ser terrenal”, deja de ser una estrella de K-Pop.

El poco común estilo de vida de un idol, sin embargo, no desalienta a sus fans que intentan a toda costa replicar sus maneras y su estilo; imitaciones y devociones que pueden caer incluso en comportamientos que se salen de los normal por replicar conductas que son propias de una persona elegida entre un millón.

Basta con mirar los miles de tutoriales que existen en YouTube en donde vemos a jovencitas intentando replicar imposibles transformaciones de belleza para imitar los ojos rasgados, la tersura en la piel, las narices perfectas, los cabellos lisos y de colores extraños, y la anatomía delgada de bandas como Black Pink.

En el momento en que un idol se convierte en un “ser terrenal”, deja de ser una estrella de K-Pop.


A pesar de la rareza y excepcionalidad en el comportamiento de los ídolos, este estilo estético, musical y hasta de comportamiento ha resonado no solo en Corea y Oriente, sino que ha creado una fuerza potente de seguidores en otra latitudes en donde el crecimiento del K-Pop es indudable: BTS se presentó este año por primera vez en los premios Grammy 2019 y BLACKPINK fue el primer acto de K-Pop en aparecer en el festival Coachella de este mismo año.

Aunque muchos ven este fenómeno con una pronta fecha de caducidad, lugares como México incuban una verdadera armada de seguidores, fanáticos y soñadores que ven en el idol un nuevo modelo a seguir.

K-Pop: el arma de conquista de Corea del Sur

En Corea del Sur, todos los jóvenes entre 18 y 28 años deben cumplir de manera obligatoria 21 meses de servicio militar. Si faltan a ello, pueden ser encarcelados con al menos 18 meses y discriminados socialmente cuando son liberados.

Esta cultura de disciplina y control impartidas desde la juventud, que tiene su mayor eco en las miles de cámaras que vigilan cada una de las calles de las ciudades, es un rasgo surcoreano que se exacerba en la metódica construcción de lo idols, a quienes no se les deja ningún chance de elección.

Estas maneras de crear artistas comenzaron a exportarse globalmente desde Corea del Sur en los años 90 con las novelas coreanas conocidas como doramas, que fueron apareciendo en los televisores de todo el mundo. Por su parte, el pop coreano también comenzó a recibir atención de manera global cuando inició el milenio, época en la que las ventas de discos colapsaban rápidamente y el mercado en línea estaba madurando.


“La expansión global del K-Pop llegó, no a través de las giras mundiales, sino vía los videos musicales, programas de televisión, y otras promociones mediáticas que se volvieron muy populares en YouTube”, explica Suk-Young Kim, profesora de Estudios Críticos de la Universidad de California, en su libro “K-Pop LIVE”. Su especialidad le ha permitido detectar lo difícil que es imaginar al K-Pop sin sus seguidores en Internet, donde los fans pasan horas consumiendo videos, canciones, entrevistas, presentaciones y otros tipos de contenidos.

Boy With Luv”, canción de BTS, sumó más de 59 millones 650 mil reproducciones en su primer día, convirtiéndose en el clip con más views tras 24 horas de ser publicado en YouTube.

En Internet, existen grupos de fans tan dedicados a sus bandas favoritas que organizan watch parties para ver, al mismo tiempo, sus videos musicales y así elevar su número de reproducciones.

Los videoclips de un artista de K-Pop son uno de los factores principales de su carrera. Conforme su popularidad va creciendo, la industria retoma la importancia de invertir presupuesto a sus producciones, enfocándose principalmente en la estética de los idol.

“Los videos que surgieron después de mediados de la primera década del 2000 comenzaron a mostrar tendencias en aumento a enfatizar a los propios ídolos en lugar de una historia basada en letras de sus canciones”, explica Suk-Young Kim, en su libro.

Sin embargo, esta no ha sido la única manera en la que el K-Pop ha usado la tecnología y los medios.

“Algunas veces, la tecnología literalmente crea los atributos del cuerpo de un ídolo, como la cirugía plástica, auto-tune y hologramas. El rol de la tecnología en el K-Pop no se limita a una manera plenamente instrumental”, asegura la autora.

El fervor por el idol no se restringe a las plataformas digitales. Así como el rock, el K-Pop también depende de los conciertos.

“Aunque existe una brecha perceptible entre la música K-Pop y la música estadounidense rock, ambos géneros necesitan actuaciones en vivo para restaurar la autenticidad de la interpretación (…). La demanda por las actuaciones en vivo siempre se ha expresado en el deseo por lo visual”, señala la investigadora.

Según Forbes, la industria del K-Pop experimentó un crecimiento significativo en 2018. En el "Global Music Report 2019" de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, BTS y BLACKPINK fueron citados como artistas que lideran el crecimiento del mercado.


La propuesta de bandas como Super Junior, BTS o BLACKPINK está llegando a los gustos de fans ubicados en diferentes partes del mundo gracias a colaboraciones con distintos músicos.

En 2017, la banda de chicas BLACKPINK grabaron “ Kiss and Makeup” con la intérprete británica Dua Lipa. Un año más tarde, Super Junior estrenó “ One More Time (Otra Vez)” con la banda mexicana Reik para alcanzar al público latino y en 2019, BTS lanzó “ Boy With Luv” con la cantante estadunidense Halsey.

México, no solo no es ajeno a este fenómeno, sino que se ha convertido en una plaza privilegiada para la gira de estas bandas. Tan solo en los últimos dos años, bandas como TWICE, GOT7, Super Junior, Snuper, NCT127, MOMOLAND y solistas como Sunmi se han presentado en este país que mantiene una creciente devoción por el fenómeno surcoreano.

El idol a la mexicana

Los primeros indicios de la llegada del K-Pop a México aparecen gracias a que, en 1999, Canal 28 comenzó a transmitir un dorama llamado “Todo Sobre Eva”, novela que contaba la historia de Jin Sun Mi (Chae Rim) y Heo Young Mi (Kim So Yeon), personajes con dos vidas completamente diferentes, pero con la misma misión: convertirse en presentadoras de noticias.

“Ahí generaron un buen fandom e hicieron un movimiento de equipo; ellos mismos promovían la telenovela en el metro y en la calle”, recuerda Sandra Dejanira, seguidora acérrima del K-Pop y quien ostenta un cabello al estilo de Go Mi Nam.


Muchos de los que vieron el dorama quedaron enganchados y con ganas de más, por lo que buscaron a profundidad lo que ofrecía Asia Oriental en cuanto a series, música, películas y arte en general.

“Cuando acabas el anime, te vas al manga japonés y luego descubres que hay una versión en Corea”, contó por su parte Paloma López, sobre su experiencia descubriendo el mundo del entretenimiento coreano.

“Poco a poco te das cuenta de que cada uno de estos productos tiene su soundtrack y luego te metes a los grupos e investigas más. Es ahí cuando descubres que existe una especie de Backstreet Boys o NSYNC coreanos, como Super Junior”, añade la fan.

La cultura asiática también comenzó a encantar a México cuando el Canal 5 y otros canales de televisión mexicana introdujeron a su programación animes como Ranma ½, Cardcaptor Sakura, Sailor Moon, Caballeros del Zodiaco y otros que atraparon rápidamente al público.

La televisión pública tuvo mucho que ver con el nacimiento de la cultura otaku en México, ya que abrazamos todo lo que venía de ese lado del mundo


“A partir de esto, las convenciones otaku tuvieron su debut en México, donde se vendían productos, juguetes, revistas y todo tipo de chucherías basadas en las caricaturas japonesas”, aseguró Jack Fowler, quien se considera fan de la cultura asiática desde principios del 2000, año en el que la invasión apenas iniciaba en este lado del mundo.

“La televisión pública tuvo mucho que ver con el nacimiento de la cultura otaku en México, ya que abrazamos todo lo que venía de ese lado del mundo. Gracias a ello, empezaron a aparecer las convenciones de comics, la famosa Friki Plaza de la Ciudad de México y las personas que se especializaron en importar discos, series y hasta DVDs piratas. Luego llegó YouTube y eso rompió las barreras internacionales”, señaló el fan, quien tiene casi dos décadas consumiendo cualquier cosa que tenga olor a Asia del Este.

Estos son los 6 momentos más emblemáticos del K-Pop en México


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Estos son los 6 momentos más emblemáticos del K-pop en México

A pesar de este gusto generalizado, los que se cautivaron especialmente con el K-Pop se toparon con uno de los obstáculos más difíciles de superar para un fan: encontrar la manera de personificar aquel pedazo de cultura coreana a la que tenían acceso, en un país con una cultura tan diferente como México.

“El mullet, por ejemplo, que es un corte de cabello muy común entre los seguidores del K-Pop, aquí en México está calificado de ser una moda de 'nacos'; es el corte que trae el personaje de Albertano Santa Cruz. Entonces hay cosas que no copias porque, aunque se ve bien, sabes que en tu país te hacen bullying”, confesó Sandra Dejanira.

“El K-Pop convoca a una cultura de gente joven que no encontró algo que los llenara de lo que llega de Estados Unidos o de lo que se hace en México, pero como no es lo normal o es menos común, suele ser rechazado”, apunta por su parte, Paloma López.

El estilo de cabello suele ser una de las primeras señales para identificar a un fanático del K-Pop. De hecho, los fandoms muchas veces proponen colores para distinguirse. Por ejemplo: los E.L.F., de Super Junior, lo tiñen de azul; plateado si sigues a BTS, o si eres fan de GOT7, tus colores son el verde y el blanco.

Los cortes de pelo más comunes son el del “estudiante” y el “mullet”, mismos que son difíciles de replicar con éxito a menos de que los fans hagan una cita en alguna estética del barrio coreano de la Ciudad de México.

Mexicanos en busca del estilo soñado del K-Pop

A la altura del Ángel de la Independencia de la Ciudad de México, alrededor de las calles de Londres, Florencia, Hamburgo y Liverpool de la colonia Juárez, se encuentra el barrio coreano. Un lugar conocido como K-Town donde los fans del K-Pop pueden encontrar muchos productos parecidos o idénticos a los de sus ídolos.

Basta con caminar por estas calles dominadas por restaurantes y negocios para encontrar tiendas de belleza o ropa, donde los curiosos fans entran a comprar lo necesario para rasguñar un poquito esa anhelada y lejana cultura coreana.

Aunque, en realidad, conseguir en ese barrio el corte deseado no siempre es tarea fácil.

“Muchos de los que trabajan en este barrio siguen siendo muy herméticos o no hablan español”, explica Sandra Dejanira, quien recomienda “llevar imágenes muy claras del corte que deseas a la estética”.

Además, los fanáticos mexicanos sufren con el maquillaje, pues imitar a sus ídolos normalmente significa que deben gastar mucho, y las marcas que aparecen en los videos tutoriales de K-Beauty (sí, también hay Korean Beauty; todo un emporio de belleza coreana) son costosas.

“Con el boom del K-Pop entró una tienda llamada Miniso, que maneja mucho maquillaje coreano. No es tan caro y encuentras un tubo de mascarilla exfoliante, tanto para hombre o mujer, a 60 ó 70 pesos”, celebró Sandra, pues según cuenta, antes, cosas como un spray de agua de mar podían costarle entre 6 mil y 10 mil pesos. Además, admitió que darte un paseo por el K-Town es una buena idea para encontrar productos de maquillaje coreano, pero el hecho de que todas las etiquetas estén en otro idioma complica mucho entender cómo se deben de aplicar.

La piel como porcelana se considera una virtud necesaria para la belleza en Corea del Sur

Los productos, saben bien los fans, no funcionan igual en su piel que en la de los idols, quienes desde niños han sido alimentados, entrenados y cuidados para ostentar pieles perfectas.

"La piel como porcelana se considera una virtud necesaria para la belleza en Corea del Sur. Esto se remonta al hecho de que la tez blanca ha sido tradicionalmente un símbolo de estatus. Corea del Sur solía ser una sociedad agrícola, donde las clases privilegiadas no trabajaban bajo el sol y, como resultado, tenía la piel más blanca", explicó al Asian Review, Kim Chung Kyung, quien se hace llamar la primera make up artist surcoreana y responsable del look que ostentan 30 de las celebridades más famosas de este país.

Seguidores como Sandra, sin embargo, sí que han encontrado sus propios trucos para lograr resultados parecidos. “Cuando te pones la base de maquillaje, primero van los correctores y el difuminado, la BB cream y los polvos; luego sumergimos la cara en agua fría, esperas a que las gotas se sequen con el aire y el maquillaje se fija perfectamente, te deja una cara tersa y el maquillaje cambia, se compacta. Te deja la cara como si te hubiera maquillado un profesional, por lo menos la base”, explicó.

Con las pieles empañetadas hasta donde pueden, con peinados que, en ocasiones, los vuelven blancos de bullying en la escuela; aprendiendo coreano incluso antes que inglés y engrosando con devoción la lista millonaria de seguidores en YouTube que tienen las bandas emblemáticas en el mundo, estos fans mexicanos son solo la muestra viva de que el K-Pop es más que un fenómeno musical, es una verdadera revolución cultural y económica… una que estratégicamente está usando Corea y que ha conquistado las entrañas mismas de México.

*Ilustraciones a cargo de Sheila Galicia @sgalmatart

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